Una alternativa integral para el manejo del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
El SIBO se caracteriza por un aumento anormal de bacterias en el intestino delgado, lo que interfiere negativamente en la salud gastrointestinal y puede provocar síntomas como hinchazón, dolor abdominal, diarrea y malabsorción de nutrientes.
Los tratamientos convencionales para tratar el SIBO suelen incluir el uso de antibióticos para reducir la población bacteriana. Sin embargo, esta condición tiende a reaparecer, lo que ha llevado a la búsqueda de enfoques más integrales y sostenibles. En este contexto, surge el Protocolo Bifásico Nutricional.
Este enfoque estructurado no solo busca eliminar el sobrecrecimiento bacteriano, sino también restaurar la función intestinal y prevenir futuras recaídas, ofreciendo una solución más completa y duradera para quienes padecen SIBO.
¿Qué es el protocolo bifásico?
El tratamiento bifásico está diseñado para abordar las causas ocultas del SIBO y mejorar la salud gastrointestinal de manera sostenible. A diferencia de los tratamientos convencionales, que se enfocan únicamente en eliminar las bacterias, este protocolo busca llegar al centro del problema para evitar recaídas y restaurar el equilibrio digestivo.
El protocolo se divide en dos fases. La primera se encarga de reducir la carga bacteriana de manera controlada, minimizando los síntomas asociados con la “muerte bacteriana”. La segunda fase está enfocada en reparar el daño intestinal y fortalecer el sistema digestivo, asegurando una recuperación a largo plazo.
Este enfoque no solo trata la infección, sino que también prioriza la recuperación intestinal, permitiendo una mejora duradera en la salud digestiva.
Fase 1: Reducción de la Carga Bacteriana
La primera etapa del protocolo bifásico tiene como objetivo principal reducir la población bacteriana en el intestino delgado. Para lograrlo, se emplea una estrategia combinada que incluye el uso de antimicrobianos, ajustes dietéticos y apoyo digestivo.
Dieta estricta baja en FODMAPs
Durante la primera fase del protocolo bifásico, se implementa una dieta baja en FODMAPs con el objetivo de limitar la fermentación bacteriana en el intestino delgado. Los FODMAPs son carbohidratos de difícil digestión que sirven de alimento para las bacterias, favoreciendo su proliferación y generando síntomas como distensión abdominal, gases y dolor. Al restringir su consumo, se reduce la disponibilidad de sustratos que estas bacterias necesitan para crecer, lo que contribuye a mejorar los síntomas y facilita el proceso de reducción de la carga bacteriana en el intestino. En pocas palabras, “matamos de hambre” a las bacterias.
Apoyo Digestivo
Para optimizar la digestión y reducir la sobrecarga en el intestino, se pueden incorporar enzimas digestivas y trataremos de restablecer la producción normal de jugo gástrico, que en la mayoría de los casos se ve disminuído. Estas estrategias favorecen la digestión eficiente de los alimentos, evitando que lleguen mal digeridos al intestino delgado, donde podrían ser fermentados por las bacterias.
Antibióticos y antimicrobianos
El enfoque terapéutico varía según el tipo de SIBO diagnosticado. En casos de SIBO con predominio de hidrógeno, el médico suele recomendar la Rifaximina, un antibiótico no absorbible que actúa directamente en el intestino. Para el SIBO con predominio de metano, la combinación de Neomicina y Rifaximina ha demostrado mayor eficacia (todos los antibióticos deben ser recetados por un médico).
Como alternativa a los antibióticos tradicionales, se pueden utilizar antimicrobianos naturales como: extracto de orégano, berberina y aceite de neem, los cuales han mostrado resultados positivos en la reducción de bacterias patógenas con un perfil de efectos secundarios más favorables.
Manejo de los Síntomas de «Die-Off»
A medida que las bacterias comienzan a morir, es común experimentar síntomas de «die-off» o reacción de muerte bacteriana, que pueden incluir fatiga, dolores de cabeza y malestar general. Para minimizar estos efectos, se recomienda mantener una buena hidratación, utilizar carbón activado para absorber toxinas liberadas en el proceso y apoyar la función hepática con suplementos como cardo mariano. Estas medidas ayudan al organismo a eliminar los desechos de manera más eficiente y a reducir el impacto negativo del tratamiento sobre el bienestar general.
Fase 2: Restauración y Prevención de Recaídas
Después de reducir la carga bacteriana, el enfoque del tratamiento se traslada a la restauración de la salud intestinal y la prevención de futuras recaídas. Esta etapa es fundamental para lograr una recuperación duradera y evitar posibles recaídas. Para ello, se recomienda los siguientes pasos:
Mejora de la movilidad Intestinal
Uno de los factores principales en la recurrencia del SIBO es la disminución del movimiento intestinal, lo que permite la acumulación de bacterias en el intestino delgado. Para contrarrestarlo, se utilizan medicamentos o alimentos que estimulen la contracción intestinal, como el jengibre.
Reintroducción de Alimentos
Tras la restricción dietética de la primera fase, los alimentos eliminados se reintroducen de manera progresiva y controlada, permitiendo evaluar la tolerancia del paciente y minimizar el riesgo de síntomas adversos.
Reparación de la Barrera Intestinal
El sobrecrecimiento bacteriano puede dañar la mucosa intestinal, aumentando la permeabilidad intestinal y favoreciendo problemas digestivos y sistémicos. Para fortalecer la barrera intestinal, se utilizan suplementos como L-glutamina y ácidos grasos esenciales, que ayudan a regenerar el tejido intestinal y reducir la inflamación.
Fortalecimiento de la Microbiota Intestinal
Mantener una microbiota equilibrada es clave para prevenir recaídas. En esta fase, se introducen probióticos como cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium, que han demostrado ser beneficiosas para la salud digestiva. No obstante, la selección debe hacerse con cuidado, evitando aquellos probióticos que puedan empeorar los síntomas del SIBO.
Manejo del Estrés y el Estilo de Vida
El estrés crónico y los hábitos poco saludables pueden contribuir al desarrollo y persistencia del SIBO. Por ello, es recomendable adoptar estrategias de manejo del estrés, como meditación, yoga o terapia psicológica, además de establecer horarios regulares de comidas, priorizar un buen descanso y mantener una actividad física moderada para favorecer la función digestiva.
Beneficios del Protocolo Bifásico
Este tratamiento, en comparación con los métodos convencionales, minimiza las molestias derivadas del SIBO, con un enfoque terapéutico, más efectivo y completo.
Abordaje Integral: No se limita a eliminar las bacterias, sino que también se enfoca en la restauración del intestino y la prevención de recaídas.
Personalización del Tratamiento: Se adapta a las particularidades de cada paciente, considerando su tipo de SIBO, síntomas y factores desencadenantes.
Recuperación Sostenible: Al priorizar la salud intestinal a largo plazo, disminuye el riesgo de recaídas y favorece una mejor calidad de vida.
El Protocolo Bifásico representa un avance significativo en el manejo del SIBO, ofreciendo un enfoque estructurado y basado en evidencia para abordar esta condición compleja. Al combinar la reducción de la carga bacteriana con la reparación intestinal y la prevención de recaídas, este protocolo no solo alivia los síntomas, sino que también restaura la salud digestiva a largo plazo. Si sospechas que padeces SIBO o has luchado con tratamientos convencionales sin éxito, el Protocolo Bifásico puede ser la solución que necesitas.
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Artículo escrito por María Teresa Ruiz, nutricionista integrativa, especializada en alimentación antiinflamatoria y Nutrición en el SIBO. Para más información, visita nutritere.cl.